Después de todo, cómo saber cuándo cerrar una empresa (y evitar que eso suceda)

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Dentro de un escenario corporativo, constantemente nos enfrentamos a numerosos consejos sobre cómo hacer las cosas bien. gestión de una empresa y promover resultados satisfactorios que garanticen el éxito y la supervivencia de una empresa. Pero qué hacer cuando empezamos a preguntarnos como saber cuando cerrar un negocio

Si miramos más de cerca el tema, notamos que todavía hay cierto tabú cuando nos enfrentamos a la posibilidad de que emprendedor alguien quisiera contemplar: la de que todo salga mal hasta el punto de tener que cerrar las puertas del negocio.

Sin embargo, no se puede negar que tal reflexión es de suma importancia para todos y cada uno de los empresarios. Especialmente en tiempos de crisis, afrontar las adversidades con una mirada franca y realista puede ser de gran valor. estratégico para el empresario. 

Después de todo, uno no puede ignorar la cantidad de empresas que no pudieron sobrevivir en estos tiempos inciertos.

La perspectiva de tener que cerrar un trato es un tema complejo, pero es necesario estar atento a las señales que se presentan, aun así, hacer los mejores esfuerzos para evitar que esta fatídica decisión se convierta en la única posible. 

Por eso, desde ZapSign hemos preparado este completo contenido, señalando cuáles son los principales factores que llevan a empresas de las más variadas portes y campos de actividad que necesitan cerrar y cómo evitar que esto suceda.

    Después de todo, ¿cuáles son los puntos cruciales que suelen llevar a las empresas a cerrar?

    Dentro del mundo corporativo, es un hecho bien conocido que cerca de 27% de las empresas que operan en el mercado son llevados a poner fin a sus actividades incluso antes de cumplir un año de su fundación. 

    Para entender esta estadística, primero es necesario ver las principales razones que llevan a un negocio a este destino final.

    A continuación, enumeramos algunas de las circunstancias más recurrentes que pueden resultar fatales para las empresas.

    1. Falta de planificación

    Sin duda, la mala planificación es la primera gran responsable del fracaso de una inversión. Por lo tanto, podemos decir categóricamente que “lo que mal empieza, mal acaba”.

    Muchas empresas subestiman la importancia de establecer un plan de negocios robusto, que detalle la propuesta, el modelo de gestión, las líneas de actuación, los números y las proyecciones de futuro de la empresa.

    La falta de una planificación bien diseñada implica un total desconocimiento de las características positivas y negativas de la empresa, además de un completo desajuste con las demandas del mercado.

    2. Desorganización financiera

    Tan fatal para la longevidad de un negocio como la falta de planificación es una rutina financiera desordenada. De nada sirve aplicar una gran inversión inicial si la gestión de estos recursos se trata con irresponsabilidad y descuido.

    Gestión financiera eficiente pide organización, transparencia y rigurosidad: pagos, entradas, salidas, reservas, inventario, flujo de caja y absolutamente todo lo relacionado con el movimiento de dinero y recursos materiales requiere una gestión minuciosa. 

    De lo contrario, el emprendedor tendrá grandes dificultades para cumplir correctamente con sus obligaciones financieras, o incluso para evaluar qué inversiones específicas debe o podrá realizar la empresa para promover las mejoras necesarias para impulsarse.

    Aún desde el punto de vista de la gestión financiera, otro error extremadamente común, especialmente entre los empresarios menos experimentados, es la falta total de separación entre sus cuentas personales y comerciales. 

    De esta forma, no hay control financiero que sea posible, ya que cualquier mínimo descuido en este sentido puede causar una enorme confusión en la comprensión de lo que realmente sucede en la vida financiera y contable del negocio, sin mencionar las serias complicaciones legales con el IRS.

    3. Falta de realización personal

    Finalmente, destacamos que no son solo los aspectos financieros o administrativos los que más se encargan del momento de sacar adelante un negocio. La insatisfacción a nivel personal puede ocurrir por una serie de razones y afectar directamente el desempeño del emprendedor.

    Ya sea por inconformidad con los caminos recorridos por la empresa; por agotamiento y estrés causado por el ritmo de trabajo; por problemas de relación y comunicación con otros miembros del equipo; o por alguna otra razón, es que la realización personal va de la mano con la motivación para desempeñar con excelencia las funciones necesarias. 

    Este tipo de frustración puede convertirse en una bola de nieve y empujar gradualmente el negocio hacia el final.

    Aún en este sentido, podemos señalar los desacuerdos sociales como las principales causas del final de varias empresas. Los desacuerdos constantes, las disputas, la desconfianza e incluso las mentiras no son infrecuentes entre dos o más socios, lo que a menudo culmina en terribles peleas legales.

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    6 consejos para saber cuándo cerrar una empresa, pero evitar que suceda

    La atención a los puntos anteriores es esencial para asegurar la longevidad de un negocio. 

    Sin embargo, la feroz dinámica del mercado plantea una serie de desafíos incluso para el empresario más competente, especialmente en tiempos de crisis, cuando los niveles de vulnerabilidad de las empresas se vuelven más notorios, incluso una organización sólida puede enfrentar situaciones donde los riesgos son mayores. 

    A continuación, destacamos algunos consejos valiosos para que usted proteja su negocio.

    1. La última ventana de oportunidad

    Hablando de empresas ya endeudadas, existe un concepto llamado “última ventana de oportunidad”, que define un límite más allá del cual recuperar un negocio se vuelve, de hecho, sumamente complicado.

    En resumen, así se llama el momento antes de que la deuda de la empresa alcance una proporción de 4:1 (es decir, cuando el valor de la deuda corresponde a cuatro veces el valor de los ingresos). Se debe evitar cruzar esta línea tanto como sea posible; si esto ocurre, se deben tomar medidas urgentes.

    2. Echa un vistazo amplio a tu negocio

    Si su empresa se enfrenta a una situación crítica, vale la pena abordarla con una visión amplia: en lugar de centrarse exclusivamente en los problemas inmediatos, analice cuidadosamente todos sus procesos internos.

    Esto ayuda a comprender claramente lo que realmente está sucediendo allí y lo que no funciona y lo que se puede cambiar para maximizar los resultados.

    3. Recortar el exceso de gasto

    Para la empresa en riesgo de quiebra, la reducción de costos puede ser inevitable. Después de un cálculo preciso de los gastos mensuales y las deudas del negocio, todos deben ser organizados y categorizados. 

    A partir de ahí, se debe evaluar la necesidad de recortes: desde el despido de empleados hasta la reducción de recursos físicos, como equipos o espacios de trabajo.

    Vale la pena mencionar que el despido de empleados no debe ocurrir de ninguna manera: el gerente debe tener en cuenta que ninguna empresa puede reconstruirse a sí misma, y ​​que, por lo tanto, los buenos empleados siguen siendo necesarios para que los procesos se den con de calidad

    Por lo tanto, sólo deben hacerse los recortes necesarios, y siempre con la debida atención a los términos de las leyes laborales.

    4. Renegocia tus deudas

    Otra medida importante para las empresas que ya se encuentran en la última ventana de oportunidad es buscar contacto con entidades financieras para renegociar sus deudas.

    Una salida muy utilizada es la aportación de un FIDC, es decir, una empresa del sector financiero que básicamente presta dinero y luego lo recibe con intereses, similar a lo que haría un banco. Sin embargo, la ventaja es que los FIDC suelen ser más flexibles que la mayoría de los bancos.

    En algunos casos, esta posibilidad puede ser negada: es entonces cuando llega el momento de recurrir a un Reordenamiento Judicial.

    5. Ir a la reorganización supervisada por la corte

    En muchos casos, la reorganización judicial es la última alternativa para que una determinada empresa se salve. 

    Es, por desgracia, un proceso bastante lento, técnicamente complejo y bastante caro, al que se puede recurrir para garantizar lo que llamamos periodo de estancia – nada más que un período en el que los acreedores de una empresa no pueden declararse en quiebra. 

    Este período da tiempo a la empresa para reorganizarse financiera y operativamente.

    6. Reestructura tu empresa de forma innovadora

    Ante una situación crítica, una buena dosis de creatividad puede allanar el camino a nuevas soluciones. 

    Quizá sea éste el momento de reelaborar ciertas proyectos, productos o servicios; invertir en nuevas formas de Marketing, con el fin de impulsar el compromiso del público con la marca; buscar nuevas alianzas; entre otras prácticas innovadoras.

    Es importante, sin embargo, recordar que es perfectamente posible –y también necesario– ser creativo e innovador sin ser impetuoso y lanzar a la empresa, cuya situación ya es bastante delicada, a una situación de riesgo innecesario. 

    Para promover la innovación de manera segura, debe volver a la parte superior de esta lista y analizar detenidamente y de manera integral el negocio en sí, el público y el mercado en su conjunto.

    Estos son consejos invaluables para salvar un negocio en riesgo de quiebra. Después de todo, cerrar un negocio es, lamentablemente, una parte triste de la realidad empresarial. 

    Si no es posible salvar tu emprendimiento, lo importante es no tomarlo como una derrota, ya que todo es un aprendizaje, que puede -y debe- ser puesto en práctica en futuros emprendimientos.

    Ahora, para reforzar todo lo que has aprendido mientras leías este artículo, y darle ese impulso a tu negocio, ¿qué te parece consultar un contenido completo que hemos preparado con todo lo que necesitas saber para realizar una gestión exitosa en su empresa?

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